Después de harto tiempo de tratar de empezar esto, de esperar a que el tiempo llegara a mi y decir "ahora sí tengo tiempo pa dedicarle a este blog", al fin lo inicio.
Aunque como dicen Heidegger y Jack Johnson, el tiempo es nuestro. Refiriendose más que nada a que el tiempo es mío, es de cada uno de nosotros, es propio, y no de otra forma.
El tiempo es mío, pero p+ta madre que es difícil apropiarselo, y más allá, tratar de coordinarlo con este mundo lleno de relojes y "responsabilidades" que enajenan, pero que si no cumples, el vivir en él se hace más dificil. A veces me parece que estoy sujeto a una membrana entre estas dos dimensiones, una en la que el tiempo es mío, y otra en la que es del reloj, de la ciencia, de la agenda, ajeno a mi, y yo solo lo pido prestado. Pero en este instante es mío, lo reconozco, lo veo, salgo de ese sistema alienador y elijo escribir acá.
Así, en mi gran afán de disciplina y libertad, que es más liberador y placentero de lo que suena, al fin acabé con grandes proyectos que me robaron, pero al mismo tiempo me hicieron, y de los que luego les contaré.
El punto es que ahora tengo tiempo, e inicio. Y decido compartirlo con los ritmos de la Tierra, y por eso la foto de arriba, un maíz que no llegó a alcanzar su fin antes de que su gran tallo fuera tirado por los vientos ocasionados por estos caóticos climas. Sí, es como un feto del maíz del que abrimos la pequeña vaina, mis primos y yo, con nuestras múltiples manos y descubrimos eso; y además probamos sus pequeños granitos. Pero regreso, esto es el inicio de este blog pero también la pretensión de acercarme a la Tierra a través de retomar nuestro huerto urbano, de mis primos y mío, con todo el aprendizaje que nos deja el feto de este pobre maíz. El tiempo es mío.
La argolla de matrimonio
Hace 3 años
Verde,
ResponderEliminarEs que el tiempo no existe. Es una de tantas otras mentiras. El tiempo, o más bien, el pasar real de la vida, es tan subjetivo como ésta, tan impermanente, tan traicionero también. El tiempo es una creencia, una ilusión, una ingenua y tierna necesidad de sentir que se tiene algún control. El tiempo es invento, no descubrimiento; es trampa y no liberación.
Pero dicen, dice específicamente Huxley, específicamente en Un Mundo Feliz, es claro, que la esclavitud más peligrosa, la más funcional, es aquélla elegida, y no la impuesta.
Y el tiempo, ¡será una de éstas?
Te quiero. Me hace sonreír que inicies este espacio para compartir esa magia que eres y portas dentro -aunque a veces comas tamales con muertos-.
Beso, desde las orquídeas,
T.